La forma más segura para madres y bebés es el parto vaginal. Sin embargo, puede recurrirse al parto vaginal instrumental con la ayuda de ventosa obstétrica, fórceps o espátulas o a la cesárea, si durante la evolución del parto aparece alguna circunstancia que lo aconseje. Dado que existe mayor probabilidad de complicación en el parto instrumental y en la cesárea, estas formas de asistir el nacimiento deben reservarse para los casos, únicamente, en los que exista contraindicación real para el parto vaginal normal.
Parto vaginal espontáneo
En el parto natural, el bebé nace por la vagina materna, impulsado por las contracciones uterinas y por los pujos maternos. La posición de la madre durante la dilatación y el expulsivo debe ser libre, con el objetivo de favorecer la fisiología del parto y la comodidad materna. La posición de litotomía, usada durante años como rutina en el nacimiento, produce más complicaciones que las posiciones verticales o la que escoja la madre según su comodidad. En litotomía existe más probabilidad de descensos lentos, expulsivos prolongados, sufrimiento fetal y desgarros perineales maternos.
Parto vaginal con fórceps
Ocasionalmente el parto vaginal debe verse asistido con instrumentos especiales, como el fórceps o pinza obstétrica que prensa la cabeza del recién nacido con la finalidad de asirlo y halar de él fuera del canal de parto. Se indica con poca frecuencia en ciertos partos difíciles.
Parto abdominal
Recién nacido mostrado a su madre después de un parto por cesárea.
Artículo principal: Cesárea.
Cerca del 20% de los partos en países desarrollados como los Estados Unidos, se realizan quirúrgicamente mediante una operación abdominal llamada cesárea.
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